Processos de autoavaliação

En 2019, el Programa creó una Comisión Permanente de Planificación y Autoevaluación con el objetivo de mejorar las políticas de evaluación institucional en curso e implementar nuevas prácticas de autoevaluación y planificación que subsidien la construcción de un Plan Estratégico para el Programa, con sus metas, objetivos generales, objetivos específicos, políticas y estrategias para el corto, mediano y largo plazo.

El Programa adoptó la metodología de la Planificación Participativa. La participación efectiva del mayor número de miembros de la comunidad académica es fundamental en esta metodología, ya que implica una construcción conjunta. Así, la planificación y la autoevaluación son procesos diseñados y autogestionados por la propia comunidad académica. Esto significa que la comunidad tiene autoridad para planificar y evaluar. Implica la participación de diferentes actores de dentro y fuera de la academia (profesores, técnicos, estudiantes, graduados y miembros de la comunidad más amplia en la que se inserta), en diferentes niveles jerárquicos, desde los estratégicos hasta los operativos.

Los resultados de la autoevaluación fueron mejor apropiados por los actores porque fueron el resultado de un trabajo participativo, desde la definición de los principios, valores y directrices que guiaron el proceso de evaluación, la planificación y ejecución del plan estratégico por los mismos agentes de las acciones a evaluar (los que planifican también ejecutan), hasta la metaevaluación. La participación amplia y democrática a todos los niveles ha garantizado que todos los implicados en el proceso participen en la formulación de acciones preventivas y correctivas destinadas a resolver los problemas detectados.

La autoevaluación se ha convertido en algo eminentemente formativo, ya que ha favorecido la construcción de la identidad, la heterogeneidad y la implicación de los sujetos en un proceso permanente de transformación y mejora que ha sido motivado por dinámicas internas y autónomas capaces de producir sus propios estándares de calidad más allá de los exigidos por los organismos de evaluación externos. Podemos considerar entonces que la autoevaluación es un aprendizaje organizativo.

La autoevaluación bajo el signo de la participación permitió la reflexión sobre el contexto y las políticas adoptadas, además de la sistematización de datos que condujo a la toma de decisiones colectivas. La amplia participación de los actores en todos los niveles de decisión y en las fases operativas del proceso de autoevaluación se basó en principios éticos como la veracidad, la honestidad y la transparencia. La colaboración, la negociación y la corresponsabilidad entre los actores garantizaron la individualidad y el derecho a la intimidad, evitando castigos morales o amenazas a la integridad de los sujetos participantes en los procesos.

Nuestro proceso de autoevaluación, por tanto, no está vinculado a mecanismos de castigo o recompensa. Por el contrario, se pretendía ayudar a la identificación y formulación de políticas, acciones y medidas institucionales que implicaran ayudas específicas o subvenciones adicionales para mejorar los puntos débiles encontrados.

También hubo la preocupación de construir un clima favorable para la autoevaluación, que permita la confianza y presuponga la autonomía de expresión de los participantes, con el fin de permitir la deconstrucción de los sesgos analíticos e interpretativos construidos en la institución, que a menudo obstaculizan su desarrollo.

La autoevaluación del Programa, en lo que se refiere a las contextualizaciones locales y más amplias del posgrado, desarrolló claridad sobre lo que se pretende con las investigaciones instituidas, cuál es el retorno para los sujetos y para las políticas públicas, cuál es la interlocución y cuáles son los aportes que las investigaciones desarrolladas traen a los diferentes espacios-tiempos educativos. En resumen, esto significa que, entre nuestros principios, tenemos como horizonte la pregunta: "¿para quién investigamos, para quién escribimos?".

El mapeo de las producciones de los profesores y estudiantes del Programa, así como las relaciones interinstitucionales y las contribuciones más efectivas a la producción de políticas públicas del Estado y de la región en la que se inserta el Programa, se convirtió en un elemento fundamental para proporcionar subsidios para la autoevaluación del Programa.

Hemos desarrollado fructíferos diálogos con la administración central de la UERJ, específicamente con el Decano de Posgrado e Investigación, con la Comisión Especial de Evaluación (CPA) y otras instancias superiores de la Universidad, con el fin de orientar tanto el proceso de autoevaluación como el de planeación, para estar en línea con el plan de desarrollo institucional de la UERJ. Esta estrecha relación y diálogo fue esencial para que tuviéramos el apoyo institucional para presentar un proyecto exitoso para la creación de nuestro actual Curso de Doctorado (APCN) en 2018.

En septiembre de 2017, tras la divulgación de las notas de la Evaluación Cuatrienal de la CAPES, el Programa organizó un Seminario de Estudio con el propósito de reflexionar sobre su trayectoria y proyectar sus acciones futuras. El Seminario se realizó en 2018 con la presencia de profesores, estudiantes, secretario y autoridades del Sub-Rector de Investigación de la UERJ. El análisis del informe de Evaluación Cuatrienal y de los informes anuales insertados en la Plataforma Sucupira, relativos al cuatrienio 2013-2016, comparados con los documentos de referencia del Área de Educación, demostró una tendencia cuantitativa y cualitativa de las acciones académicas y científicas emprendidas por el Programa.

El Comité de Evaluadores de CAPES, al recomendar la nota 5 (cinco) para el Programa, en la última Evaluación Cuatrienal (aunque el CTC haya bajado la nota a 4 por tratarse, en ese momento, de un Programa de Maestría, aún sin doctorado), ratificó la consolidación de esta tendencia de desarrollo sostenible en la que se destacan, entre los ítems evaluados, la producción de profesores y estudiantes, la oferta de investigadores cualificados, el desarrollo coherente de las dos líneas de investigación, el crecimiento cuantitativo y cualitativo de la producción intelectual de profesores y estudiantes, así como la inserción social, la comunicación con la sociedad y la inversión en asociaciones y acuerdos nacionales e internacionales.

Tras las orientaciones del Área, nuestro Colegiado constituyó una Comisión Permanente de Planificación y Autoevaluación que realizó un trabajo más sistemático a lo largo del año 2019, de acuerdo con las orientaciones recibidas y las discusiones mantenidas en nuestro Colegiado respecto a este proceso. El resultado de este trabajo fue la construcción participativa del Plan Estratégico del Programa (2020-2024), compuesto por un Marco de Referencia, la Evaluación Diagnóstica y la Programación, aprobado por el Colegiado en diciembre de 2019. En medio de este proceso, en la etapa que llamamos Evaluación de Diagnóstico, se realizó la autoevaluación del Programa.

La Evaluación de Diagnóstico es el momento de establecer lo lejos que estamos del tipo de ser, del tipo de organización, del tipo de metodología y del tipo de acción que proponemos en el Marco. ¿Con qué contamos para reducir esta distancia? ¿Cómo son los miembros del Programa, qué esperan, qué piensan de los temas del Marco de Referencia? ¿Cuáles son las causas, aunque sean hipotéticas, de los problemas existentes? Estas eran las preguntas fundamentales a las que había que dar respuesta durante la Evaluación de Diagnóstico.

La Evaluación de Diagnóstico es la parte del plan que emite un juicio sobre la institución prevista en todos o algunos de los aspectos tratados en el Parámetro de Referencia. También forma parte de la Evaluación de Diagnóstico el juicio detallado que aclara hasta qué punto el Programa está contribuyendo a acercarse a lo señalado en el Criterio de Referencia. En otras palabras, la Evaluación Diagnóstica es el resultado de la comparación entre lo que se planteó como punto final y la descripción de la realidad institucional tal como es. En la Evaluación de Diagnóstico se dan dos pasos complementarios: la investigación y el juicio, el primero para lograr una descripción de la realidad existente y el segundo para comparar lo que se hace con lo que se pretende (Benchmarks) para establecer la distancia

Un resultado importante de la Evaluación de Diagnóstico es la creación de indicadores que puedan ayudar al grupo a verificar si las áreas temáticas que componen el Benchmark están presentes o no en la realidad existente. O, de nuevo, ¿hasta qué punto puede verificarse su ocurrencia, aunque sea de forma parcial o incompleta? ¿Qué dificulta o contribuye a este estado de cosas, cuáles son las causas o presuntas hipótesis? Así, el Diagnóstico proporcionará una serie de necesidades que deberán ser satisfechas por la Programación o Plan Estratégico.

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